Foto: Cecília Allende (no meio), ao lado de Patrícia Andrade

e Cristiane Lima (à direita) – Chile, Out/2007.

Entrevista a Cecilia Allende.
Profesora de Educación Inicial y Profesora de Educación Musical.

M.A: Cecilia, vos coordinás algunos talleres de Música que tienen la particularidad de estar destinados a niños pequeños, niños menores de 5 años. ¿Quisieras contarnos en qué consisten esos talleres que proponés?

C. A.: Hay dos tipos de talleres: unos son para bebés junto con sus mamás -desde los seis meses hasta los dos años- que consisten en un espacio en donde se realizan propuestas a partir de lo musical a través del juego y la exploración sonora de diferentes tipos de música. Lo importante es que sea un espacio compartido con la mamá, el papá, el tío o quien quiera traerlo. Está pensado, sobretodo, como una manera diferente de vincularse en la que el arte esté presente.

Los otros son a partir de los tres años, para los chicos que ya se pueden quedar solos, sin los papás, y que funcionan una vez por semana.

Básicamente la idea es ‘hacer música’, disfrutarla, que sea un momento de libertad. El sentido principal es que todos los chicos pueden hacer música, que se conecten de manera placentera con su primera experiencia musical, que exploren sus posibilidades, también que sea a través del juego.

M.A: ¿Trabajás con algún tipo de música en particular?

C.A.: En realidad trabajo con todo tipo de música. Por supuesto con canciones infantiles que sean adecuadas para la edad, que sean cortas, con temáticas que a los chicos les interesan.

Por ejemplo, hay diferentes estilos de música incluso dentro de la infantil. Para comparar los extremos, están ‘Los Musiqueros’-que es uno de mis grupos preferidos- donde la estética que proponen y el nivel de lo musical es excelente; y en otro extremo -entre tantos- están Barney o Pan Am (Música de programas de animación infantil), que es un tipo de música masiva, de consumo, que está en el mercado y que casi te imponen que consumas y que son muy pobres musicalmente.

Me gustan mucho todas las canciones tradicionales, los discos de Judith Akoschky de ‘Ruidos y Ruiditos’, los dos discos de Mariana Baggio ‘Barcos y Mariposas’, el grupo Caracachumba, el grupo Sonsonando, Pro Música de Rosario y otros grupos como Los Tinguiritas, La Banda del Grillo (Grupos de Música Infantil Argentinos) y grupos de otros países como por ejemplo Duo Roda piao de Brasil y Con los pájaros pintados de Uruguay.
En las canciones me importa tanto lo musical como que haya poesía en la letra. Por ejemplo, con los más chiquitos si elijo una canción de rana, agrego un títere de rana, es decir que incluyo además de lo auditivo, lo visual.

Utilizo otros tipos de música con diferentes estilos, con variedad de ritmos y con distintas características. Los utilizo en relación a la audición, a la exploración del cuerpo, para bailar, para jugar según lo que la música te inspire ¿no? Entonces ahí trabajo con clásica, folklore, tango, jazz, bosanova.

M.A: Para transmitirnos el modo en que trabajás, ¿Qué es lo que quisieras que el otro reciba?

C.A: El modo en que yo trabajo creo que sobre todo tiene que ver con pensar al otro teniendo en cuenta no sólo sus posibilidades en lo musical sino sus posibilidades en general, con una mirada de lo que el otro necesita. Creo que lo más importante cuando me encuentro frente a un chico o a un grupo es, primero, observar, mirar, dar ese espacio para que el chico se sienta libre, se sienta que puede ser, que puede decir. Me interesa poder escuchar lo que quiere hacer, lo que trae como preocupación o como ganas y tener siempre en cuenta eso. Mi idea no es venir con algo armado e imponerlo, sino crear un espacio que armemos entre los dos.

Me parece fundamental esta liberad que se le pueda dar al chico para que no sea solamente interpretar o sacar una canción y listo, sino que pueda también producir y crear, que pueda improvisar, que pueda juntarse con amigos y tocar, hacer y disfrutar de la música. Y que pueda sentir la música ya no como un objeto de conocimiento lejano, difícil y al que nunca puede alcanzar.

Creo que esto se puede lograr sólo a través de crear un vínculo con el que se sientan cómodos, se expresen, sean libres y a partir de ahí que empiecen a hacer.

Desde mi lugar como la persona que les está acercando esta posibilidad, me parece importante ir enriqueciendo esos conocimientos, y llevándolos a un lugar en donde la música está cada vez más cerca y poder organizarlos en este hacer musical.

M.A: ¿Qué pensás que ofrece la música?

C.A: Creo que lo que ofrece el arte en general es una de las cosas que el hombre necesita, pero para mí la música, es una de las artes más encantadoras. Llega de una manera distinta, está más cercana, la tenemos en la palma de la mano todo el tiempo. Desde que nacemos, si tenemos suerte, nuestra mamá nos canta una canción en la cuna y desde muy chiquitos estamos en contacto con la voz cantada, o prendemos la radio o en la calle siempre hay música.

Particularmente me genera placer, me despierta sensaciones y emociones. Por ejemplo, cada vez que voy a un concierto de algo que me gusta me conmueve, me hace llorar, reír o me surgen recuerdos y me voy muy alivianada al haber pasado por la experiencia de la música. Y cuando hago música, me pasa que me ayuda en cuestiones de la vida, a ser más libre, a reparar, es una manera de elaborar, de descargar.

Hay una parte de la música que me parece muy valiosa, el hecho de que se puede compartir, estás en vínculo con el otro a través de un instrumento, de un sonido y es muy diferente al vínculo común que uno entabla con la gente. Todavía hay una cuestión de que la música es para unos pocos que saben y para los demás no y para mí una de las cosas mas valiosas que ofrece es el hecho de que ‘todos podemos hacer música’.

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